martes, 19 de octubre de 2010

Reacciones a la Francia de Napoleón y al Congreso de Viena

Después del Congreso de Viena Europa experimentó largo periodo de paz, durante 40 años no hubo ninguna guerra entre las grandes potencias y posterior a la Guerra de Crimea de 1854 no hubo ningún conflicto general durante 60 años; el orden internacional creado por Viena era el más basado en el equilibrio de poder como sostenedor más que ningún otro sistema, este no necesitaba poder para mantenerse, solo del mantenimiento del statu quo en el tiempo; Europa se unió profundamente con razón de valores comunes; la seguridad era solo un mecanismo de este sistema que comprendía la concordia ideológica en un sentido amplio. El reino de Italia fue constituido por Francia, era dependiente de esta, de hecho la estructura jurídica era la extensión de la misma; el reino de Nápoles, el ducado de Varsovia y los territorios entre el Rin y el Elba son un ejemplo de la influencia menos directa, sobre los cuales Francia había eliminado el antiguo régimen pero los había mantenido en sus estructuras internas; Prusia es el ejemplo de resistencia positiva, ya que al tiempo que no se dejaba influenciar se reformaba para serle competente; el caso de Austria y Rusia constituyen la resistencia negativa, ya que solo reaccionaban a Francia mediante el arraigo a la tradición; Inglaterra, desde 1800 llamada reino unido de Gran Breteña e Irlanda ya poseía un régimen lo suficientemente liberal como para intentar o ser cambiada por Francia; en Italia, como en el caso del gran ducado de Toscaza no habían textos constitucionales pero si la tolerancia de los déspotas ilustrados; España fue restaurada bajo el rechazo absoluto al texto constitucional de 1812; la autocrática, despótica y paternalista Rusia pegó un salto con el zar Alejandro I, quien le dio cierta autonomía a Polonia y confeccionó una verdadera constitución implantando la figura de una dieta bicameral, un senado designado y los nuncios que representaban al pueblo; así la Europa de 1815 se dividía en monarquías absolutas y constitucionales con la excepción de la República Suiza y cuatro ciudades libres en Alemania y Cracovia, si quisiéramos trazar una línea podríamos decir que Europa estaba gobernada por terratenientes y en algunos estados (Francia e Inglaterra) con rápida preeminencia existía un progresivo aumento, más en la importancia que en la participación, de las burguesías en los gobiernos; el común denominador era sin duda el valor y el poder de la tradición, de la nobleza antiliberal y de la aristocracia privilegiada y aferrada a las estructuras del antiguo régimen. El constitucionalismo incipiente era, si es que no lo es, más declarativo que eficaz; pero la diferencia es que para ese entonces era aún más alejada de la realidad y de la práctica, desde el punto de vista normativo y sociológico; es cierto también que esas constituciones fueron los mínimos para mantener un cierto orden en sociedades que exigían grandes transformaciones, es por esto que a partir de 1815 se inicia un periodo de constantes revoluciones que no hacen otra cosa que demostrar el descontento hacia las carencias de estas primeras medidas liberales implantadas por la restauración, incluso por las partes que parecían ser más progresistas; pasa que en realidad el progresismo instaurado por Viena era totalmente aparente, ya que en sus propias normativas excluían en muchos casos el derecho a las organizaciones libres y donde había un gran control de la educación y la literatura; en Italia fue la revolución industrial la que gestó en la práctica la existencia de revoluciones, las cuales  se basaban en los principios liberales expandidos por la revolución francesa.

No hay comentarios: