martes, 19 de octubre de 2010

Las Contiendas entre los Estados (1713-40)

Luego de la Paz de Utrecht y de 1713 en adelante los estados europeos habían enfrentado una sola gran cuestión, la preeminencia francesa. Por otro lado Pedro el Grande se enfrentó a la gobernancia de sus territorios anexionados en la Gran Guerra del Norte y luego se dedico a expandir su imperio hacia el oriente, en especial sobre Persia, las relaciones anglo-rusas mejoraron considerablemente luego de la paz y no sería hasta 1750-60 cuando Rusia comenzara a actuar como gran potencia, Gran Bretaña y Francia permanecían unidas contra los intereses españoles en Italia pero subsistía la promesa de estos a España de recibir Toscaza, Parma y Plasencia tras la muerte de sus gobernantes. España y Francia celebrarían un acuerdo que los llevaría a una guerra contra los Habsburgo, España recuperó Milán y Nápoles y Francia saldaría una cuestión arrastrada de la repartición polaca, pero esto nada tenía que ver con la alianza franco-inglesa de impedir un mayor dominio español en Italia, no obstante para 1733 Francia se encontraría cooperando con España más activamente de lo que lo estaría haciendo con Gran Bretaña, esta situación se originó en parte por la rivalidad preexistente entre ambas naciones y por la interpretación de un tratado celebrado sobre posesiones coloniales, conflictos en las colonias americanas que hostilizaban la relación bilateral de España con Inglaterra y donde Francia temía por una hegemonía inglesa, pero lo que evitó una declaración de guerra fue la sorpresiva invasión de Silecia por parte de Federico II, rey de Prusia (1740); de este modo se inicia una gran dinámica internacional marcada por la emergencia de Brandenburgo-Prusia como gran potencia a costas de los Habsburgo  y por la expansión del vasto imperio colonial británico a expensas de Francia. Gran Bretaña, tradicional aliada de los Habsburgo se encontraba en guerra con España, en la cual probablemente entraría Francia, Holanda, el otro aliado de Austria solo veía a la alianza como un instrumento contra los Borbones, circunstancias favorables para Federico II quien solo temía por la intervención rusa; España, codiciosa por más territorio Italiano se alía con Federico contra los Habsburgo, Sajonia pronto se unió a la alianza y a esta le siguió Francia, la cual tendría consecuencias desastrosas. Inglaterra acordó subsidiar el esfuerzo austriaco; en fin así se inició una confusa guerra que duró 7 años de la cual el pacto anglo-francés detendría las hostilidades debido a que las otras partes dependían de estas para la continuación de la guerra; la conclusión no fueron grandes cambios, en general se mantuvo la configuración preexistente, con la diferencia de que Silesia pasó a manos de Federico y de que Brandenburgo-Prusia se convertiría en una potencia europea; Austria entendería la inutilidad de los holandeses y de los británicos y reafirmaría sus territorios y su hostilidad hacia Brandenburgo-Prusia, esto causó la declaración a Francia de que estaría dispuesta a abandonar su alianza con Gran Bretaña en condiciones favorables, de este modo el tablero se reestructura con una alianza franco-austriaca y una anglo-rusa, de la cual Federico se anexionaría prometiendo la neutralidad alemana en la guerra anglo-francesa que ya se estaba desatando en las indias orientales, esto por miedo al verse odiado; Francia se sintió humillada y engañada por Federico y así las propuestas austriacas encontraron una calurosa acogida en Francia poniendo fin a la larga oposición entre Borbones y Habsburgos que tanto había marcado a la diplomacia europea durante los dos últimos siglos, Federico vio frustrada su estrategia con Inglaterra por la reacción francesa y por la alianza entre Austria y Rusia contra él, frente a esto decide atacar primero e invade Sajonia preventivamente, esto le causa lo que más quería evitar, la concertación de las alianzas en su contra y las anexiones de los estados pequeños del Sacro imperio, de Suecia. Por fortuna y gracias a una seria de acontecimientos Federico logra mantener el estado Prusiano y los esfuerzos austriacos se vieron fracasados mientras que Francia se concentraría en Inglaterra por lo que necesitaba reanudar sus fuerzas, del mismo modo que Rusia se retiraría. Gran Bretaña se establecía como potencia mundial en las contiendas de las indias orientales y en las disputas sobre Canadá, desplazando definitivamente a Francia, esto preocupó especialmente a España por miedo del avance británico hacia el sur de América lo que causó la alianza franco-española contra Inglaterra de la cual no se encontrarían frutos, la nueva posición de Gran Bretaña ya era innegable; a este conflicto se le conoce como la Guerra de los Siete Años que acabaría con la paz de 1763, luego de esta Gran Bretaña se aísla del continente, lo que es claro frente a su acomodada situación. Para 1768 se desencadenó la guerra entre Rusia y el Imperio Otomano principalmente por la creciente influencia rusa sobre Polonia, la cual había significado la quema de un pueblo turco, influencia que también veía con recelo Francia, ya que había perdido influencias ahí en manos de Rusia, sin embargo el éxito ruso sobre los turcos, apoyada esta por Inglaterra provocó reacciones en otros lugares de Europa, especialmente en Austria quien veía con preocupación la influencia rusa sobre sus arterias comerciales, así Austria se comprometió con los turcos para mantener la integridad de su imperio lo que terminó en una austeridad rusa al verse imposibilitada de mantener posesiones en el Danubio, por otro lado Federico ansioso de obtener parte de Polonia insta a Austria a una negociación con Rusia para la repartición de la cual sale beneficiada en tierras Rusia, en recursos Austria y geopolíticamente Prusia (1772). Rusia tras la guerra en oriente se aseguró una salida al Mar Negro, obteniendo libertad de navegación en ese mar, cuestión vedada celosamente por los turcos durante dos siglos, la influencia rusa crecía en los Balcanes y en el Cáucaso, amenazando la misma existencia del Imperio Turco Otomano. Por otro lado Gran Bretaña se interesó nuevamente por oriente al verse trastornada por la independencia norteamericana en la cual cooperó Francia como contraofensiva de la Guerra de los Siete Años, en 1779 España siguió el ejemplo francés con la esperanza frustrada de recuperar Gibraltar y en 1780 Inglaterra declara la guerra a Holanda por haber esta comerciado con las colonias rebeldes y por haberse unido a la liga contra los derechos marítimos ingleses; tras las hostilidades Inglaterra pierde Norteamérica pero se consolida como la gran potencia marítima, colonial e industrial del mundo, mientras que España se concentraría en lograr una paz beneficiosa con Inglaterra, Francia quedó desplazada de su anterior posición de preeminencia lo que no significó una decadencia de su imperio colonial; desde luego Rusia se vio como una nueva potencia, al igual que Brandenburgo-Pusia; Polonia quedo repartida, Austria enfrentada por los Balcanes con Rusia al igual que esta última con la revindicada Suecia y el decadente Imperio Otomano. Italia había pasado a ser una cuestión secundaria en comparación a los conflictos orientales y en ultramar.

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