martes, 19 de octubre de 2010

Época de la Guerra de los Treinta Años (1618-1648)

Durante el siglo XVII España perdió su hegemonía sobre Europa, la cual había logrado mediante la recaudación de la conquista, esta decadencia ocurrió debido a diversos factores, dentro de los cuales figuran el hecho de que la riqueza que fluía de ultramar hacia España no permitió un enriquecimiento permanente, otro es la expulsión de los moriscos decretada por Felipe III, ocasionando una pérdida de militares e industriales diestros y el carácter y la escasa capacidad de la monarquía durante este siglo; otro rasgo a tener en cuenta que la monarquía no constituía un estado en extremo centralizado, más aún eran territorios muy distantes y muy distintos unos de otros. Los reinos de España y de Austria eran de cierto modo una sola dinastía, la de los Habsburgo, en principio reyes hermanos y luego reyes primos; vínculos que llevaron a España a sacrificarse por Austria durante esta guerra que terminaría con el definitivo fin de la preeminencia Española.

La guerra tiene dos grandes causas que descansan en la paz de 1555, la primera es que no se respetó la prohibición estipulada por esta en cuanto a la secularización de la propiedad eclesiástica y segundo que la misma no reconoce a los calvinistas, quienes exigían igualdad jurídica al haber ganado importancia y adhesión en Alemania, en comparación a los católicos y luteranos que sí habían sido reconocidos, de este modo se hacía imprescindible revisar el Tratado, así se formó una liga de los príncipes católicos, quienes ambiciosos deseaban incluso recuperar lo que ya habían perdido, del otro lado, la unión protestante proclamó el destronamiento de los Habsburgo en Bohemia y la elección como rey de Federico, el Elector palatino Calvinista, de este modo se inicia la guerra, en la cual Austria y España son una en conjunto con los príncipes católicos y en donde Federico contaba con la ayuda de su suegro Jacobo I de Inglaterra y de los príncipes luteranos de la Alemania del norte, lamentablemente no tuvo el apoyo de ninguna de estas partes. De este primer enfrentamiento salió victorioso el Imperio (1620), el culto protestante volvió a ser prohibido en Bohemia y España ocupó el centro del escenario europeo, lo que le permitió avanzar sobre Holanda, donde la toma de la ciudad de Breda representó la cúspide del Imperio ya que a esta se le opusieron fracasadamente Inglaterra y Francia, esto produjo el rompimiento del equilibrio entre protestantes y católicos en toda Europa, situación que motivó la invasión de Alemania por parte de Cristian IV, Rey de Dinamarca y Noruega, apoyado por el financiamiento inglés y por múltiples príncipes alemanes tanto calvinistas como luteranos, de este modo se inicia la segunda fase de la guerra, resultando la expulsión de los daneses y los estados luteranos a merced de la liga católica (1626), la cual permitió la devolución a la Iglesia de todas las propiedades que habían sido secularizadas en la paz de 1555, esto alarmó a los príncipes luteranos, en especial a su mayor potencia, la Suecia de Gustavo Adolfo quien en 1631 logro una primera victoria para el frente protestante seguida de otras que terminaron con la paz de Praga en 1635 a favor del imperio a cambió de unas cuantas concesiones, el imperio ya estaba agotado; lamentablemente la política de Francia desquebrajaría la paz con el objetivo de arrancarle Alsacia al Sacro Imperio Romano, así iniciamos la ultima fase o fase francesa de la guerra, en la cual ya para 1640 los Habsburgo veían descomponerse su imperio dinástico, ataques y revueltas por todos sus dominios , Portugal, Nápoles y Cataluña se revindicaban, las represiones exitosas contra estos dos últimos dejaron sin fuerzas el ya agotado Imperio, no pudiendo recuperar Portugal ni progresar frente a Holanda y Francia se perdió el prestigio de la infantería española y conllevó a la destrucción definitiva de la estructura imperial plasmada en la paz de Westfalia, mediante el cual cada príncipe quedaba investido de autoridad soberana para hacer la guerra y la paz e instaurar su propia religión dentro de su territorio, Francia obtuvo Alsacia, Suecia obtuvo parte de Pomerania, el Imperio se divide y pasan a ser electorados, Suiza y Holanda pasan a ser estados libres e independientes, se estipuló la igualdad jurídica para los luteranos y calvinistas, los territorios de la iglesia pertenecen a las coronas correspondientes y tanto católicos como protestantes debían formar parte de los tribunales imperiales. De este modo se pone fin a la guerra de religión por la que se crea la vida moderna, claro que tras la religión estaban los intereses de dos dinastías opuestas, los Habsburgo y los Borbón y que como resultado se estructuró el moderno sistema político europeo basado en la igualdad jurídica de los estados, el principio del derecho internacional moderno y la necesidad de regímenes internacionales para la protección de civiles en tiempos de guerra; marcó también el fin de la hegemonía española en manos de Francia.

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