jueves, 16 de agosto de 2007

Ciencia y necesidades fundamentales


Tanto el ecosistema como la interdependencia traspasan las fronteras territoriales, individuales y las de lo cognoscible y de esta forma las de la misma ciencia, la cual es muy poderosa como medio para obtener conocimientos, pero aún le falta mucho por crecer, la misma es limitada en muchas áreas y no en todas a progresado, en algunas a retrocedido, es labor de todos hacerla crecer y revindicarla como lo que siempre fue, una buscadora de sabiduría, no una "tela de araña" de distintas visiones vanalmente o irracionalmente contradictorias y competidoras, excluyentes entre sí y dominadas por la comercialización y ciertos valores dogmáticos bajo la influencia de los métodos jurisdiccionales de muchos Estados, preceptos religiosos y sobre todo intereses corporativos. La "ciencia" en la actualidad es muy amplia, está muy especializada y diversificada, "un gran logro", sobre todo en el terreno de la "tecnología", la cual ha creado las bases para expandir exponencialmente tanto el acceso como la producción de conocimiento pero esto no quiere decir que esto así sea ya que está anclada también a un sistema, el cual la divide áreas distintas y separadas unas de las otras, siendo que en "verdad" todas "estudian lo mismo", desde "distintos ángulos claro", es justamente la vanguardia de ésta, "la ciencia", la que trabaja hoy en día sobre esta cuestión, sobre la "reconstrucción" de la misma como "un gran todo", dialéctico pero integrado, no vanalmente separada en esferas opuestas y/o competitivas, dominadas por un juego de poder. Poder trascender esta visión, paradigma, llamado tamién positivismo o mejor dicho neopositivismo implica abandonar un sistema no solo de producción o económico, sino que fundamentalmente, y como causa de este, un sistema filosófico, ontológico que integre a los individuos y por implicancia a las ciencias ya que todas son importantes y partes de la "gran ciencia o episteme", como fue llamada antes de perder su "esencia". Hasta las llamadas "seudo ciencias", las cuales propones distintos métodos de los llamados "científicos", también "brindan conocimientos", y no menos legítimos, la cuestión está en el método, no en el objeto o en la relacion objeto-sujeto como ha insistido el empirismo y el positivismo. Un saber es científico cuando logra la contrastación, la verificación, la comprobación y su posibilidad de predicción en el tiempo, su coherencia o satisfacción argumentativa y lógica, racional, hasta tanto y en cuanto claro no sea desafiado por nuevos argumentos, por nuevas experiencias. Esto es lo importante y para ello no es necesario un solo método, sino su resultado o satisfacción teórica. De este modo resalta el hecho del constante devenir del conocimiento y que por esa misma razón no hay un conocimiento dado, estático, ni uno más verdadero que otro, ni un método, todos son al fin convenciones humanas. En esto resalta lograr la integración del arte, la ciencia y la moral, las esferas de Habermas, la integración del romanticismo con el iluminismo, a la que se opone el positivismo moderno, pero no así el empirismo, el constructivismo y el realismo o el primer posotivismo, aquel hijo del iluminismo. Hoy del aprendizaje a la crítica postmoderna se propone avanzar sobre la modernidad, completar sus metas, para esto es necesario ir sobre lo que se ha hecho de ella, logrando la integración mundial, la de los conocimientos, de las culturas y las artes, encontrando un sentido y dejando una era de transición hacia los ideales de la modernidad, una transición autonomista, individualista, egoísta, capitalista, relativista. Veníamos de un mundo unido en base a dogmas, nos hemos intentado de emancipar pero hemos mal comprendido a esa emancipación, confundiéndola con individuación, con atomismo, con un desprendimiento radical incluso de lo que nos es parte, es por esto que debemos lograr la unión resultante de esas individualidades pretenciosamente emnacipadas, de esos sistemas, de esas ciencias, pero no ya en base a dogmas, sino en base a consensos justos (libremente consentidos en igualdad y sin agresiónes), consensos resultantes de díalogos enderezados al mutuo entendimiento, en base al escrutinió incesante, público y universal en cuanto a espacio y contenidos.
La escuela analítica es la que entiende que la moral es un proceso psíquico, por lo que para algunos esta no debería existir como parte de la metafísica, ya que podría ser parte del campo de estudio de la psicología, la logica y las ciencias. Me parece que lo interesante en esta idea es que si es demostrable que los juicios éticos, o los de valor, son parte de procesos mentales y por ende objeto de estudio científico, dejaría implícito el caracter de ciencia de la ética y con ella a la misma moral; si existe una ciencia de la cultura y una de la sociedad, ¿por qué no una de la moral? siendo esta última la convensión social y tradicional sobre juicios de valor colectivamente aceptados, el hacerla ciencia permitiría avanzar sobre ella, depurarla y ayudar a las conciencias, a la emancipación humana. He aquí el mal de la ciencia, el cual es su relación con una historia, con un sistema que arrastra instituciones que pese a sus injustificadas razones de existencia invierten en el desconcierto que pese a estar tambaleantes las afirman. Son las normas éticas las causantes de la forma y el rumbo que adquieren en los hechos las acciones y la misma conducta. De hecho la moral de una persona se pruea en su práctica, mas no en sus palabras! Lo importante en esto es que a travez de una ciencia de la moral se logren separar los juicios morales de los prejuicios, es un llamado a encontrar la verdad moral de las sociedades en tiempos concretos, librándose de juicios injustificados sostenidos por el pasado, justificar valores en base a razones empiricas, lógicas, racionales y no más en dogmas, prejuicios, conocimientos caducos y emociones sin sentido o probadamente perjudiciales.
Por otro lado me parece urgente poder hacer de la moral, como producto cultural, social e histórico, una disciplina científica, para consolidar los marcos, los sentidos o los horizontes en los cuales se desarrollan las ciencias y las actividades humanas, las cuales, en la actualidad, se les presenta como amorales y de un horizonte incierto, cosa que me parece fatal, ya que al existir una naturaleza dada en un tiempo determinado, al existir normas y principios que hacen actualmente a la vida posible, es fundamental integrar a la ciencia con una moral racional producto de acuerdos pacíficos y así reconocer que la ciencia es y siempre ha sido un fenómeno cultural, el cual no ha estado excento de valores. Lo importante es definir y dar el caracter de ciencia al estudio de estos valores que mueven al mundo, para crear premisas científicas de los que deben regir, en estos momentos, a la humanidad y a sus distintas culturas, para lograr una ciencia en búsqueda de las necesidades imperantes, con un rumbo claro, y evitar así el caer al abismo, a la autodestrucción, o permenecer presos en la caverna como decía Platón.
Con respecto al arte, nadie puede decir que la ciencia, la moral y el mismo arte no son productos culturales, que no son determinantes y reflejos de la realidad y de las etapas históricas. Es como decir que la ciencia también es una creación, al igual que la moral. Es como decir que en las artes existen métodos y técnicas, al igual que en la ciencia y en la moral.
Para muchos, sobre todo para los positivistas, el terreno de la ciencia debe ser solo el mundo de lo que creen objetivo, aquello observable, contrastable independientemente por medio de la experiencia. Los empirístas son los que introducieron la necesidad de que una premisa sea científica cuando pueda ser verificable con los hechos de la realidad, vistos por todos. Esto es importante si entendemos que detrás de los hechos, del mundo objetivo, esta el mundo subjetivo, el de las desiciones en cuanto a lo que denominaremos como hechos, son los valores y los juicios que se hacen a priori con respecto a como se ve la realidad y como debe ser construida o destruida, es un metalenguaje en donde entran factores personales y culturales, más el contexto coyuntural en el cual los mismos se aplicarán; por lo que la forma de ser uno, la de lo real, no solo se puede entender por medio del estudio de los hechos, si no también y conjuntamente con el estudio del por qué de los hechos, del análisis del mundo subjetivo. Es por esto que ambos deben estar integrados para entender en mayor medida que es y por qué es, comprendiendo en mayor medida a la realidad y a los hechos, reconociendo el caracter intersubjetivo de estos. La filosofía siempre fue un tipo de ciencia y más aún la creadora de lo que hoy llamamos ciencia, no la desacreditemos, entendamos por qué las cosas se han dado de cierta forma, es decir, por qué dejó de ser considerada como método científico (advenimiento del positivismo), cuando siempre ha sido la fuente mas importantes de conocimiento, la crreadora de los marcos en los cuales la misma ciencia opera.
La verdad está en el transcurso de la historia, en los pasos que el hombre ha dado, a los cuales los podemos mal llamar épocas, así distinguimos los primeros pasos del hombre hasta los últimos. Ha sido el transcurso entre una ciencia integrada y plasmada de misticismo, de religión, de política, de moral, donde hasta el mismo arte solo demostraba el reflejo de esta integración impuesta, en la que se veía la magestuosidad de un dios y del todo como una sola gran y divina existencia. Este paradigma llamado tambien medieval, continuador del paganismo y de la clásica Antiguedad, la cual fue remplazada a través del Renacimiento por la primera modernidad, donde la urgencia era liberar al conocimiento de dogmas y límites místicos injustificados desde el punto de vista racional, hacer de la moral una esfera autónoma, al igual que la política y que las artes y que las ciencias, emancipar las esferas, depurarlas, esto para revindicarlas por lo que eran esencialmente en distinción de la otras, para romper el estancamiento en el cual estuvieron, los marcos de la religión; se quería profundizar y especializar cada una de ellas; la idea era libertad en igualdad, pero lo que no se logró interpretar bien y de lo que se quiso prescindir, para beneficios egoístas y como diría Marx, burgueses, fue uno de los conceptos fundacionales de la modernidad, el de fraternidad, que significaba unión entre pares, amor, afecto, integración del otro, la cual fué remplazada por el equívoco y romántico concepto de identidad nacional, aumentando así más las divisiones y los autonomismos egoístas, las individuaciones de la misma humanidad en colectivos enfrentados y excluyentes que solo han traido competencias superficiales, engaños masivos y guerras entre seres igualmente humanos.
Es por todo lo anterior que debemos terminar con lo que se ha hecho de la modernidad, completar lo que falta para que la misma pueda finalizar y así dar paso a lo nuevo, a una era constituida por nuestros sueños y más altos ideales, por la integración de todas las esferas, las naciones, los individuos, las ciencias, los valores, las artes y el ecosistema, la Tierra y el cosmos todo.
No nos dejemos engañar con discursos postmodernistas, que son una falacia, que solo quieren dar por terminada una era que aún no lo está, porque no quieren la unión, quieren prescindir de la fraternidad y poner en el tapete una nueva época que no cuenta con ella, una individual, fría, relativista y aún capitalista.

No hay comentarios: