sábado, 31 de mayo de 2008

Economía Internacional y Desarrollo Sustentable



El liberalismo comercial ha creado una división internacional del trabajo sustentada en el supuesto de las ventajas comparativas, así se consolidaron naciones industrializadas, productoras y exportadoras de manufacturas con altos valores agregados, intensivas en capital y tecnología y otras productoras y exportadoras de materias primas y bienes agropecuarios, intensivas en trabajo. Esto no implicaría problema alguno si el intercambio entre estos sectores internacionales fuera lo suficientemente justo, como para permitir el desarrollo y el bienestar de todos, cosa que lamentablemente no se da. Las inestabilidades y el deterioro de los términos de intercambio, las diferencias de precios y de elasticidades de oferta y demanda, las disparidades en las protecciones y restricciones comerciales, los tamaños de las economías, distintos costos de especialización, el poder desigual de negociación, entre otros factores, ha llevado a una mayor dependencia de unos con respecto a otros, a un beneficio a costas de un perjuicio y a la necesidad de los más afectados por implementar la industrialización que parece ser, como demuestran los países desarrollados, el camino al bienestar. Esta situación generó un sistema complejo en donde las naciones desarrolladas mantienen sus industrias básicas y las protegen y en donde los países en desarrollo se industrializan, protegiendo estos procesos incipientes y dependientes del costoso capital y de la tecnología para lograr industrias competitivas en el mercado internacional. La emergencia de empresas transnacionales, las privatizaciones, los déficit comerciales, los endeudamientos y la falta de capacitación y recursos por parte de las naciones más vulnerables se ha traducido en un circulo vicioso, en el que se necesita que ambas partes cooperen para lograr un beneficio que sin duda es mutuo.

Se ha dicho repetidamente que la producción de bienes básicos es más inestable que la producción de bienes manufacturados ya que los cambios climáticos afectan directamente sobre los volúmenes e ingresos, como es en el caso de la industria agropecuaria. Cuando la especialización ha llevado a la producción y exportación de bienes pertenecientes a una misma industria e incluso a la exportación de un mismo bien, se crea una dependencia a ese mercado específico, a sus compradores y vendedores, acentuando la inestabilidad propia de la producción y exportación de productos primarios, cualidad de los países en desarrollo. La elasticidad en estos productos no lleva a una variación consecuente de precios, como si en los productos manufacturados, creando mayores pérdidas de ingreso para los países en vías de desarrollo, permitiéndoles menos capacidad de ahorro, más gasto y más endeudamiento; entorpeciendo la estabilidad, las expectativas, las inversiones y las políticas de largo plazo, causando un clima de conflicto social y vulnerabilidad política, haciendo al fin y al cabo más difícil la emergencia de un desarrollo sostenible.

La forma en como se distribuyen los beneficios del comercio internacional es como ya hemos dicho injusta, el precio de lo que unos venden es muy inferior y progresivamente en disminución de lo que otros venden, siendo ambas mercancías indispensables, resulta la acumulación de unos a costas del endeudamiento de otros. Así fueron las conclusiones de la Comisión Económica para América Latina, refiriéndose al deterioro de los términos de intercambio en la década de los ´80 para los países en desarrollo, década en la que no se equivocaba, pero la experiencia nos dice que las coyunturas cambian, en la actualidad son los países en desarrollo son los que tienen mayores superávit en su balanza comercial, son los precios de las materias primas los que se encuentras en alzas históricas, un ejemplo es el petróleo, el cobre y la soja. Se habla de la crisis alimenticia internacional, los altos precios de los productos alimenticios ponen en jaque la deplorable situación de los más pobres y hace indispensable una política global al respecto. Al mismo tiempo la tendencia del consumo es gastar cada vez más en bienes manufacturados que en bienes primarios, al mismo tiempo que los precios de las manufacturas crecen más rápido que el de los bienes primarios y las materias primas necesarias para la fabricación de manufacturas son cada vez más reducidas y reemplazadas por sustitutos más económicos y abundantes, muchos de estos son materiales reciclados y productos químicos y sintéticos.

Los países en desarrollo han creado coaliciones para hacer frente a sus demandas comunes, la exigencia de un nuevo orden económico internacional, más justo y responsable es un pedido multitudinario, se exige la creación de instituciones y acuerdos que estabilicen el comercio, que permitan mayor seguridad y proyecciones a más largo plazo, que se reduzcan significativamente las protecciones y subsidios a los bienes primarios en las naciones desarrolladas, que se de preferencia a las naciones mas vulnerables y que las ventajas y preferencias comerciales se extiendan a todos los integrantes de la comunidad internacional, que se termine con la discriminación de bienes y de orígenes, que se condonen las deudas impagables y que se cree un sistema monetario internacional favorable para todos, ya no más sostenido por la hegemonía de una sola moneda. Es menester aclarar las diferencias ideológicas y estructurales entre los países en desarrollo, dentro de los cuales podríamos hacer categorías y grados, además de sus definiciones particulares. En este contexto se ha llegado a hablar de primer, segundo, tercer y cuarto mundo, haciendo referencia a las primeras potencias industrializadas de occidente o primer mundo, a los países de Europa del este y la ex unión soviética, junto con las potencias emergentes como el segundo mundo, a las naciones en vías de desarrollo, dentro de las cuales resaltan las regiones orientales y la América Latina se le ha llamado tercer mundo y la cuarta categoría corresponde a los países menos desarrollados, como los ha clasificado las Naciones Unidas, en su mayoría pertenecientes al continente africano. También se continúa hablando de centro y periferia como así de metrópolis y tal vez ya no de colonia pero si de territorios fideicometidos y los no autónomos, de norte desarrollado e independiente y de sur subdesarrollado y dependiente. Tal vez la clasificación que más me cierra es la que dice que las naciones son todas complejas e interdependientes, que si bien hay unas más sensibles a las políticas de otras y hay unas que no tienen la capacidad de crear política, el éxito relativo de una beneficia de alguna forma a otra, como el fracaso y el caos de una también afectará a las otras, incluso a las que parecen menos sensibles ante las políticas y realidades de otras y donde todas son complejas ya que encontramos éxitos y fracasos en cada una de ellas.

Los dos modelos de desarrollo constantemente contrapuestos son el orientado hacia la exportación o el libre mercado y el orientado a la sustitución de importaciones o construcción de economía autárquica. El primero se basa en la ventaja comparativa, en la especialización, en el intercambio y en la liberalización económica general. El segundo se basa en la búsqueda de independencia económica y autonomía comercial, en la industrialización que completa la matriz de producción, capaz de abastecer satisfactoriamente al mercado interno, prescindiendo de la especialización, la ventaja comparativa y de las importaciones de los bienes escasos y menos eficientes de fabricación en el mercado interno; este modelo ve a la importación como una dependencia indebida hacia economías que velan por sus intereses, las que más que practicar un intercambio justo compiten por la dominación y el control de mercados para el propio lucro. Las restricciones comerciales y las medidas proteccionistas son un indicio de la renuencia de las naciones hacia la apertura total de sus fronteras en virtud de un verdadero mercado mundial unificado. En el mercado internacional es donde las grandes potencias miden sus fuerzas y donde las pequeñas economías y los países en desarrollo solo tienen la posibilidad de absorber los beneficios que las grandes economías le permiten, causando el subdesarrollo, la dependencia a las inversiones, a la tecnología y la imposibilidad de una política industrial soberana, trayendo inestabilidad y crisis política, económica y social. El modelo enfocado a la exportación hace hincapié en la interdependencia de todas las economías, a la imposibilidad de crear reales y permanentes beneficios económicos a costas de terceros Estados, a las mayores ganancias que trae el comercio internacional debido a las diferencias en las dotaciones de factores de producción y a la ventaja comparativa. Ve que los países en desarrollo encuentran en el mercado mundial la posibilidad de expandir sus economías, hacerlas más competitivas y atraer inversiones y tecnologías, creando empleo; que de manera autárquica sería imposible, que de todos modos el libre cambio permite el aumento de las exportaciones y que una política de sustitución de importaciones puede mantener las exportaciones solo en niveles reducidos y a corto plazo, perdiendo rentabilidad, producción potencial y creando mayor dependencia de la que se quería prescindir. En la realidad es insostenible aplicar uno de estos modelos puros, las economías más grandes tienen la necesidad de internacionalizarse y asegurar sus compradores y vendedores extranjeros, las más pequeñas de igual forma se ven envueltas entre la búsqueda de independencia económica y la realidad de la extraterritorialidad de sus activos, al carácter global de la tecnología y a las complejas interacciones transnacionales que dan vida a sus economías. Los modelos mixtos y coherentes con las distintas realidades han surtido mayores resultados que las políticas teñidas de ideologías y modelos teóricos alejados de la realidad, como el caso de Corea del Sur que ha sabido combinar estos modelos en beneficio de su bienestar general. Los modelos impuestos desde afuera, como el Consenso de Washington, hacia los países en desarrollo, son también falaces, al creer que todas las economías en desarrollo eran iguales.

Existen multiplicidad de casos en los que se han aplicado estos modelos pero es importante señalar que nunca se los lleva al extremo, si bien han habido países que desarrollan una estrategia más que otra, siempre es posible encontrar elementos de una en la aplicación de otra, más cuando se analizan las economías desde un punto de vista dinámico, incluyendo la evolución y el paso del tiempo. Argentina Brasil y México son economías que han desarrollado la sustitución de importaciones, más durante las décadas del `50 y del ´60, con el argumento de la protección de la industria naciente, pero sin grandes éxitos comentables. Distinto es el caso de China, quien ha logrado una eficaz protección no solo de la industria nacional, sino que de los elementos sociales y culturales, al tiempo que ha expandido sus exportaciones, diversificando su producción, agregando valor y tecnología; basada en la ventaja comparativa y en la promoción y financiación a la industrialización, pero su modelo es más liberal que de autarquía, esto lo demuestra su dependencia hacia las importaciones de bienes agropecuarios y materias primas, al carácter internacional de su economía basada en la exportación, pero no podemos decir que es una economía plenamente liberal, debido al fuerte intervensionismo del gobierno en la economía, que si bien es cierto se ha privatizado, mantiene rígidos vínculos con el sector público, donde la política monetaria, impositiva y comercial es totalmente dirigida desde el partido comunista, es por esto que se ha dicho que China es una economía socialista de mercado. Chile es un caso de economía liberal relativamente exitosa, la progresiva liberalización general de su economía, los tratados de libre comercio con las principales economías mundiales, su especialización en industrias con ventajas comparativas, como es el caso de la salmonera, la vitivinícola, la minera, la agrícola y recientemente industria del software, medidas todas que han demostrado que la estabilidad económica, la atracción de inversiones y tecnologías es posible y que permiten desarrollar industrias potenciales y de escala, imposibles de realizar en el marco de una economía pequeña. Lamentablemente los beneficios del comercio no son distribuidos de manera equitativa, la gran desigualdad social pone en evidencia las debilidades del modelo neoliberal, en donde un estado pequeño no tiene la capacidad necesaria para hacer frente a los conflictos y poder manejar recursos que al tiempo que entran al territorio salen del mismo. Creo que un modelo de sustitución de importaciones puede hacer más capaz a los gobiernos de hacer frente a las demandas sociales, debido al mayor control que tienen estos de la economía, mientras que los gobiernos auspiciantes del libre mercado, al globalizar la economía, globalizan también su capacidad para hacer frente a una economía que escapa de sus manos.

Las economías del sur-este asiático han experimentado grandes crecimientos desde la década del ´60, combinado con equitativas redistribuciones del ingreso. Corea del Sur, Taiwán, Singapur, Tailandia, Malasia e Indonesia son algunos ejemplos, que siendo todas economías muy diversas, comparten elementos comunes, como es la abundante fuerza laboral, productividad e inversión. Se han destacado también por ser economías abiertas a la exportación, luego de haber tenido un periodo de industrialización, mas o menos proteccionista, dirigido a la sustitución de importaciones, modelo que fue abandonado, en algunos casos más rápidos que en otros, debido a los déficit comerciales obtenidos como resultado. Los Cuatro Tigres se les llama a Corea del sur, Hong-Kong, Taiwán y Singapur, estas se caracterizan por su exitosa y reciente industrialización, bajas tasas de desempleo, de inflación y muchos indicadores de bienestar social, como la alfabetización y la esperanza de vida. La industria siderúrgica y la textil de Japón han perdido terreno frente a la de estas economías, Corea del Sur ya desplazó a Japón de la industria automovilística. La apertura comercial, la promoción y financiación a las exportaciones, las bajas tasas de interés, las devaluaciones monetarias periódicas, la inversión en infraestructura, el alto nivel de certidumbre y la eliminación de barreras burocráticas, han hecho de estas economías un lugar seguro y sumamente rentable de producción a escala mundial. Existen factores culturales que han permitido este desarrollo, como es la filosofía confuciana y la disciplina laboral que caracteriza a sus poblaciones. Sin embargo el superávit comercial a llevado a que muchos países levanten barreras proteccionistas contra las exportaciones de estos países, quienes a su vez han enfrentado serios problemas medioambientales.

La experiencia americana de desarrollo es muy diversa pero de igual forma podríamos hacer clasificaciones; así distinguimos a los Estados Unidos, primera potencia económica y militar en el mundo, posterior a la Segunda Guerra Mundial y más tras el fin de la Guerra Fría, ahora vertiginosamente reemplazada económicamente por la Unión Europea, Sin embargo USA a jugado un rol protagónico de hegemonía transcontinental, basada en el libre mercado y en la internacionalización de su economía, ha hecho de su moneda la primera divisa, ahora paulatinamente reemplazada por el euro, al igual que su mercado de capitales e inversiones, los que le han quitado terreno a la industrialización puramente estadounidense, para dar emergencia a la transnacionalización de la industria y de los activos financieros. Sin duda todo un caso controvertido desde el punto de vista económico, político, jurídico y hasta cultural; esto porque ha desafiado los conceptos mismos de la modernidad y del estado-nacional como unidad política y económica soberana. La globalización, la integración regional y la interdependencia son todos fenómenos en los que USA a jugado un rol fundamental. Distinta ha sido la realidad para el resto del continente americano, sin referirse a Canadá, haciendo mención a la América Latina, la cual ha nacido del primer proceso de descolonización, hacia 1800, gracias a la revolución francesa y a la cooperación de Inglaterra y luego de USA, esta región se caracterizo por ser modelos económicos agro-exportadores, monopólicos y oligárquicos, hasta la crisis mundial de 1930, la que al causar desabastecimiento de manufacturas creó la necesidad imperiosa de sustituir las importaciones, de esta forma comenzaron las primeras e incipientes industrias básicas en la región, principalmente en Argentina, México y Brasil, las que se mantendrían solo a cosas de la insuficiencia en la oferta mundial y gracias a las protecciones comerciales. Los bienes de capital, la inversión y la tecnología no han podido ser desarrollados en la región de una manera satisfactoria y eficiente, siendo dependiente esta históricamente de la importación de estos factores, los que compra con las divisas obtenidas de sus exportaciones de materias primas y bienes agropecuarios, ya que son intensivas en trabajos y en recursos naturales. Este proceso de industrialización a experimentado desarrollos, se ha diversificado la industria, se ha intentado completar la matriz de producción, pero la eficiencia y el bienestar general han sido sacrificados para mantenerlas, ya que no han logrado estabilidad en sus ingresos y se han visto estancadas con las altas restricciones comerciales, que impiden su competitividad a largo plazo y las rápidas y abruptas aperturas comerciales, que las han tirado abajo más de una vez. La inestabilidad política característica de la región, la dependencia a los capitales foráneos, la falta de capacitación y alfabetización en la región, la extrema pobreza, los conflictos étnicos y sociales, han hacho más lenta la vía al desarrollo. Sin duda la intervención en los asuntos internos y las directrices económicas desde el norte han influido en gran medida en su desarrollo, de igual modo la relación en los términos de intercambio y los continuos fracasos de la industrialización, que a lo sumo, a estado cerca de llegar a la sustitución de importaciones. La década del ´70 estuvo marcada por las oleadas de capitales foráneos, en forma de préstamos e inversiones extranjeras directas, los cuales tras el incremento de la tasa de interés en el norte, hizo imposible su cancelación y llevó a la crisis de la deuda durante toda la década de los ´80, desalentando la inversión y la producción, sumado al deterioro en los términos de intercambio, denunciado por la CEPAL. Para los ´90 se pensaba en una nueva oportunidad para el desarrollo, tras la llamada década perdida; el Consenso de Washington fue un paquete de medidas macroeconómicas y comerciales para los países en desarrollo, con especial interés en América Latina, era la aplicación de la ideología neoliberal, sin ninguna adaptación progresiva y especial según cada caso concreto. En algunas economías resultó mas aplicables que en otras pero en todas fue un fracaso, dando como resultado el Consenso de Santiago, en contestación por parte de estos países al anterior consenso desde arriba.
La crisis del tequila y la crisis asiática impactaron negativamente sobre las expectativas de inversión en la región, las industrias fueron desmanteladas producto de la rápida liberalización general, la desigualdad social se incrementó pero el estallido de una aguda crisis regional se ha visto atemperada por el aumento de los precios internacionales de las materias primas y los bienes alimenticios, que han permitido elevar los ingresos y llevar a superávit comerciales, en la mayoría de los casos, lo que no se ha visto acompañado por una redistribución más equitativa del ingreso, si por un aumento de la inversión y la atracción de tecnología, una mayor estabilidad política y social para la región, el renacer para nuevos procesos de industrialización y la esperanza de un próximo desarrollo a largo plazo.